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España es el segundo país de la OCDE en el que más crecen los ingresos de los hogares y supera ya los niveles de 2007

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España ha vuelto a sacar sobresaliente en la carrera de obstáculos a la que se enfrentó el año pasado. Ni la desaceleración global, las subidas de tipos y la crisis de precios evitaron el aumento de los ingresos de las familias. Por el contrario, en 2023 fue el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo por detrás de Hungría, en donde más creció la renta real per cápita de los hogares —es decir, una vez eliminado el efecto de la inflación—, superando por primera vez los niveles registrados en los tiempos de la burbuja inmobiliaria, según ha publicado este martes el organismo.

La foto que emerge de los datos publicados por la organización con sede en París muestra el efecto positivo de la fuerte creación de empleo, las alzas salariales, las ayudas públicas y la moderación en las subidas de precios que se registraron durante el año pasado. De esta forma, la renta real de los hogares creció un vigoroso 5,16% en el conjunto de 2023, recuperando con creces lo perdido el año previo — la caída fue del 2,88%, según la OCDE— a consecuencia de la guerra en Ucrania y el total descontrol de la inflación.

El incremento ha permitido alcanzar otro hito: después de casi dos decenios, los ingresos de las familias españolas han dejado de estar estancados. La diferencia porcentual respecto a 2007 es mínima, de menos de un punto, pero es un poderoso indicador de la fortaleza de la economía nacional porque supone que el Producto Interior Bruto (PIB) ha aumentado a un mayor ritmo que el número de residentes —la población creció casi cuatro millones en ese periodo, hasta los 48.507.039—. Es decir, que el país ha ganado productividad durante estos años.

En una comparativa internacional, el desempeño nacional es notable. El ingreso real de los hogares en el conjunto de la OCDE creció un 1,2% en 2023, mientras que el de las familias españolas aumentó cuatro veces más. A nivel europeo, la brecha es incluso mayor: en Alemania e Italia la tasa cayó un 0,89% y un 0,36%, respectivamente, mientras que en Francia apenas mejoró un 0,5%. En cualquier caso, el aumento en el conjunto de los países miembro de la organización ha sido suficiente para recuperar el terreno perdido en 2022 a consecuencia de la retirada de los apoyos públicos que se desplegaron por la covid-19.

El mayor empujón para esta recuperación se dio en el último trimestre del año, según los datos de la institución presidida por el australiano Mathias Cormann. En ese periodo, los ingresos de las familias españolas aumentaron un 3,7% —en el tercer trimestre hubo una caída de casi el 2%, mientras que en la primera mitad del año el repunte fue del 1,85% en los tres primeros meses, y del 0,44% en los siguientes— coincidiendo con el acelerón del PIB. En concreto, entre octubre y diciembre la economía creció un 0,7%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.

Un resultado mixto

A pesar de los buenos resultados, aún queda un largo trecho para que los ingresos de los hogares españoles alcancen el mismo nivel de crecimiento que el resto de los países de la OCDE. Y es que a pesar de las perturbaciones registradas desde el estallido de la pandemia, en el conjunto de Estados que integran este organismo, los ingresos familiares han aumentado un 16% entre 2007 y 2023. Mientras tanto, en España la diferencia no llega al 1%.

La brecha se debe, según los economistas, a la baja productividad. Aunque ha mejorado, la tasa sigue estando por debajo de las otras economías de referencia en Europa y de los otros países ricos integran la OCDE. En concreto, está un 14% por debajo de la eurozona, según el Banco de España. Se trata, además, de un problema que se observa en todas las ramas de actividad, por lo que no se debe a una especialización sectorial. Lo que sí ha jugado a favor del país en el último año ha sido el deslizamiento salarial, pues las empresas han subido los sueldos más de lo pactado en convenios; la mejora del salario mínimo, que alcanzó los 1080 euros en 2023 y beneficia a unos 2,5 millones de trabajadores; las prestaciones sociales y las ayudas anticrisis —algunas todavía vigentes a día de hoy—; y la revalorización de las pensiones.

Para 2024 se espera que está senda de crecimiento de la renta continúe gracias a la resiliencia del mercado laboral, el aumento de las prestaciones sociales y la moderación de la inflación, que permitirá mejorar el poder adquisitivo de las familias. Los vaticinios de la OCDE en esta materia son optimistas: la semana pasada mejoró en tres décimas sus proyecciones respecto a febrero, con lo cual augura que el país se expandirá un 1,8% en 2024, por encima de sus principales socios de la zona euro. El consumo privado será el gran motor nacional, respaldado por un mercado laboral resiliente —contempla una tasa de paro del 11,7%— y aumentos de los ingresos reales. También jugará a favor la moderación de la inflación, que reducirá al 3% para el cierre de año. Aunque la inversión se mantendrá débil, cobrará protagonismo en el siguiente ejercicio gracias a la implementación continua del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. No se vislumbran sobresaltos en el comercio exterior, aunque una escalada en los conflictos geopolíticos pueden reducir la demanda de los principales socios de España. El efecto arrastre de este año permitirá que el PIB aumente un 2% en el siguiente ejercicio, mientras que la inflación se moderará hasta el 2,3%.

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